“Desgracia”, una novela maravillosa de John Maxwell Coetzee
La obra se publicó en España como “Desgracia”, el título se
debe a una traducción sesgada del original que se titula en inglés “Disgrace”,
que significa vergüenza o deshonra, pero no desgracia; pero bueno la traducción
del título tampoco tiene demasiada importancia, si nos remitimos a la valía de
la novela. Aclarado este punto, vamos a lo que vamos.
Coetzze nació en Sudáfrica en 1940, hijo de un abogado de
procedencia alemana y de madre anglófona. Este escritor, académico y profesor
sudafricano, estudió en una escuela de lengua inglesa, se graduó con
posterioridad en Matemáticas e Inglés por la Universidad del Cabo, emigró al
Reino Unido donde trabajó como programador de ordenadores, posteriormente en
1965, abandonó Londres y se trasladó a los Estados Unidos, donde estudió
Lingüística y Literatura en Tejas y Nueva York. Impartió clases, durante tres
años, en la Universidad estatal de Nueva York, para posteriormente volver a
Sudáfrica. Desde 2002 vive en Adelaida, ciudad australiana donde es
investigador en el Departamento de Inglés de su universidad. Coincidiendo con la Semana Literaria de Adelaida en marzo de 2006, Coetzee
recibió la nacionalidad australiana, sin que ello, según él, lo aleje de
Sudáfrica, su lugar de nacimiento y donde transcurre gran parte de su obra.
Alcanzó su primer éxito internacional a raíz de la publicación en 1980 de “Esperando a los bárbaros”, ha obtenido el prestigioso premio Booker en dos ocasiones, la primera por su obra “Vida y tiempo de Michael K” y la segunda por esta novela que hoy nos ocupa. Y como ya hemos dicho alcanzó el Premio Nobel por el conjunto de su obra que - como manifestaba la Academia Sueca en su momento - “de innumerables maneras, retrata la desconcertante complicidad de la alienación” y añadían que la prosa de Coetzee “sabe abordar situaciones en las que la capacidad de distinguir entre el bien y el mal puede ser vista como algo que a fin de cuentas es inusitado”.
Coetzee claramente es un escritor moral. Su compromiso ético
con la literatura y la sociedad que describe está vivo en cada una de las
escenas que relata, pero habrá que decir que es más escritor, que moralista. Es
decir, en nuestro autor la literatura está por delante del compromiso, y así construye su obra. A través de un magnífico ejercicio literario, el autor nos
aproxima al problema de la soledad y la alienación; a la capacidad del hombre
frente al bien y al mal e incluso a su incapacidad para hacer frente a sucesos
y acciones que sobrepasan a sus referentes éticos.
Disgrace o Desgracia, como ustedes prefieran, es una obra sombría, dura, descarnada, narrada con una prosa bella a la vez que sobria. Coetzee relata las
experiencias de unos seres humanos envueltos en los cambios sociales que
experimenta la sociedad en la que viven, los brutales cambios que
experimentaron los habitantes de Sudáfrica tras la finalización del apartheid. Es
a través de la exploración de la debilidad de sus protagonistas y de sus
particulares derrotas, como el autor consigue capturar la esencia espiritual
del ser humano, que a veces se esconde tras la apariencia que le da su situación
personal o el rol que protagoniza en la sociedad.
La obra de este autor en general es triste y desesperanzada,
pero su categoría y el magnífico pulso narrativo consiguen que estos relatos,
que en principio podrían sufrir el rechazo de una sociedad que prefiere
distraerse a preocuparse, logren alcanzar premios emblemáticos y unas
tiradas envidiables. Coetzee es un narrador duro, un novelista incómodo, pero
mantiene a lo largo de sus obras una tensión tranquila basada en el ejercicio
de una escritura nada retórica y muy regular, que atrapa a lector.
Recomiendo su lectura porque Disgrace se lee de un tirón y
además, porque algunos de los lectores van a conocer por vez primera a este autor, lo que seguro
les va a proporcionar una agradable sorpresa. Los que sigan mi consejo y se aventuren
a leer esta obra no van a arrepentirse, su lectura los va a llevar a mundos
poco conocidos y sin lugar a duda a la reflexión y eso en estos tiempos que vivimos creo
que es de agradecer. Estoy convencido que la lectura de Disgrace va a ser el
primer escalón que los llevará a conocer otras obras de este escritor,
sudafricano de nacimiento y hoy australiano de nacionalidad.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere volvamos
a encontramos aquí el próximo martes. Entre tanto cuídense mucho.
Un abrazo.
Como probablemente sepan alguno de ustedes, acaban de publicarme una novela negra que se titula "Al madero no le gusta la ropa vieja", cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario. Sus protagonistas, dos guardiaciviles que investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!
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